Testimonio Pablo Andrés Evert Pérez, ex estudiante de la especialidad de Electricidad

Al Colegio Los Acacios llegué junto a mi hermana el año 2009, ella a cuarto y yo a séptimo básico con 10 y 12 años respectivamente, a esa edad nos limitábamos a seguir lo que nuestros padres consideraban que era lo mejor para nosotros. En ese sentido tengo el recuerdode ellos queriendo que estudiáramos en un colegio con buena infraestructura y buenos profesores…dieron en el clavo.

Si tuviera que describir mi experiencia por el colegio diría que fue muy enriquecedora, tuve la oportunidad de desarrollar múltiples áreas del conocimiento: matemáticas, música, canto, debate, ciencias en general, poesía, y hasta ser rey de la alianza amarilla en mi último año (¡y ganamos!); nunca me llamaron la atención los deportes, sin embargo, siempre estuvieron las oportunidades ahí.

Compartir con mis compañeros fue interesante, generar lazos con quienes comparten tus mismos intereses es genial, y con quienes no, pues es más complicado, pero es igualmente genial. Sin embargo, creo y siento que es necesario mencionar que no todo era color rosa, siempre hay compañeros más agresivos, demandantes o con problemas que salen de la esfera de protección de ser niño, sin embargo, lo señalo porque es importante que todos debemos tener en cuenta que somos distintos pero que con el pasar de los años, las personas van madurando y dejan ciertas prácticas propias de la niñez.

Siempre tuve un gran interés por entender cómo funcionan las cosas, y también me gustaban mucho las matemáticas; Durante el colegio siempre se mencionó que se pasaban hartas matemáticas en electricidad, así que creo que esas fueron las principales motivaciones que me llevaron a elegir esta especialidad. Además, siempre sentí cercanos a los profesores de esta especialidad.

Me siento agradecido de casi todas las personas que conozco, de todas he aprendido algo y todas me han hecho la persona que soy ahora. Sin embargo, hay algunas que han estado en momentos decisivos o trascendentales en mi vida, en la formación de mi personalidad y en la búsqueda de lo que quise y quiero ser, así que por eso primero me gustaría agradecer a mi familia, a mis padres que han estado apoyándome desde siempre y tengo la fortuna de que sigan haciéndolo hasta el día de hoy, gracias, no sería quien soy ahora ni estaría donde estoy sin ustedes.

Luego me gustaría agradecer a cada profesor que me acompañó durante mi vida, desde kínder a cuarto medio, en especial a esos profesores que buscaron explotar ese potencial que todos tenemos: profesora Mónica Muñoz, gracias por hacer de las matemáticas algo entretenido, un desafío que requiere constante mejora, profesora Valeria Zagal, no compartimos mucho, pero siempre voy a recordar cuando nos dijo en 7º básico “Quiero que vengan acá en 10 años más y me digan qué es lo que están haciendo” no he podido ir, pero acá estoy profesora, gracias por hacer tan llamativa la historia y por enseñarme  que los problemas muchas veces no son tan grandes como se ven. Profesora Catalina Romero, siempre fue un agrado que llegara a la sala, significaba calma, tranquilidad, madurez, gracias por transmitirlo, busco cada día poder transmitir eso a mis pares. Profesor Julio Marín, gracias por enseñarme a expresar asertivamente lo que quiero comunicar, a darme cuenta que a veces era un poco agresivo, y gracias por enseñarme la importancia del respeto en las relaciones laborales, sigo poniendo en práctica los valores que me transmitieron cada uno de ustedes.

Luego de que egresé conocí muchos profesores de diversas áreas, pero me gustaría destacar a dos, maestro Carlos Traverso, quien era director del coro de la Universidad de Concepción, gracias por enseñarme a ver el mundo con otros ojos, a ver a cada persona como lo que es: una persona; sin importar la edad, sexo, género, profesión. Y a la enfermera, profesora Angélica Melita, gracias por creer en mí, en mis habilidades y capacidades como líder, gracias por darme responsabilidades que hoy por hoy me han ayudado cuando me ha tocado ser Jefe.

Hay muchos otros profesores de los que estoy infinitamente agradecido, sepan que los recuerdo a todos y todas, muchas gracias por enseñarme a ser quien soy hoy.

Estoy agradecido de toda la comunidad educativa, tanto del colegio como de la COEMCO, sin duda hay muchos profesores que de una u otra forma me marcaron y dejaron huella en mi persona.

Soy enfermero, soy de esas personas que se visten de azul oscuro en los hospitales, CESFAM, clínicas o cualquier centro de salud. Me encargo de cuidar a las personas, de procurar que no caigan en la enfermedad, o bien, de ayudarlos a que salgan de ahí, velando porque cumplan el tratamiento médico, también nos encargamos de apoyar a las personas en sus momentos difíciles, acompañarlos desde el inicio de la vida hasta el final de sus días, esa es la profesión que elegí.

Actualmente trabajo en una residencia sanitaria en Concepción, junto a mi equipo nos encargamos de monitorear a las personas que cumplen su cuarentena ahí por COVID-19 para que se mantengan estables, también resolvemos sus dudas y derivamos a hospital oportunamente en caso de notar algún cambio en su condición.

En mi vida la pandemia ha tenido altos y bajos, esta desencadenó muchos procesos, me fui de la casa de mis padres para comenzar a vivir por mi cuenta, cambié de trabajo, subí de peso y disminuí mi actividad física. Sin embargo, siempre me mantuve firme y optimista, la pandemia no es para siempre, no es primera vez que la humanidad se enfrenta a una y peor sería estar en guerra, así que teniendo eso en cuenta me reinventé y le puse una cara más alegre a la vida, pudiendo sentir como afecta positivamente a las personas de mi entorno.

Debo admitir que la pandemia me tiene cansado, extraño la vida como era antes y no se trata sólo de un “al mal tiempo buena cara” se trata de aceptar sinceramente que este virus nuevo llegó para quedarse, es parte de nuestras vidas y es necesario aprender a convivir con este, una vez que se acepta y se siguen las normas de seguridad, las cosas comienzan a hacerse más simples. Si me cuido, cuido a los demás… si los demás se cuidan, me cuidan a mí.

La pandemia provocó muchos cambios, en mi caso en particular significó irme de mi hogar, significó trabajar con este nuevo virus cara a cara, provocó dejar de juntarme con amigos y seres queridos y en última instancia generó una errada sensación de que el tiempo se congeló, que la vida y el mundo están en pausa hasta que se acabe todo esto. Son tiempos difíciles y se mantendrá así por algún otro tiempo más y con esto se hace totalmente necesario decirlo:Es normal sentirse aburrido o aburrida, sentirse frustrado o frustrada, es normal sentirse ansioso o ansiosa, tener un poco de miedo e incertidumbre y es normal extrañar a tus amigos, amigas, familiares, a los profesores y/o al colegio.Pero no por ello debes dejarte estar, dejar de hacer las cosas que te gustan, es momento de conocerte a ti mismo, de leer ese libro, de tocar ese instrumento, de llamar a ese amigo, de aprender algo nuevo y de conocer bien a tu familia.

¿Quién soy?, ¿qué quiero?, ¿qué me gusta hacer de las cosas que puedo hacer?, ¿quién es mi hermana, mi mamá, mi tío? ¿qué les gusta hacer? ¿qué hacían a mi edad y que querían ser? Conversen, conozcan sus metas y sueños, tienen toda una vida por delante. En este momento tengo 24 años y sigo teniendo ganas de aprender, seguiré estudiando, porque cada conocimiento nuevo, sirve para vivir la vida, ya sea para poder estudiar algo, para trabajar o para armar tu futura casa o para regalarle/te ese viaje que tanto quieres.

Estimada comunidad educativa, rector, docentes, no docentes, estudiantes, apoderados, estoy muy agradecido por todo lo que han construido y ofrecido a nuestra comunidad, se ha avanzado en muchas áreas y se han fortalecido las debilidades que se han ido observando en el camino, pero aún hace falta más y es por esto que me gustaría invitarlos a la reflexión y comenzar a pensar en grande: Acá mismo, en nuestro colegio, se están formando a las generaciones del mañana, a quienes posiblemente manejen y administren las pymes del futuro o quizás a nuestro propio país, entonces ¿Qué es lo que queremos para el Chile del mañana?. Bajo esa premisa me gustaría plantear la idea de comenzar a ser pioneros en educación, rompan tabúes y esquemas, salgan de lo cotidiano, innoven y seamos noticia.

Les deseo lo mejor a todas y todos, un abrazo gigante, cuídense mucho, porque cuidarte significa cuidar a los demás.

 

Pablo Andrés Evert Pérez

Ex estudiante de la especialidad de Electricidad